Subida del metal. No hace falta recordar la importancia que tienen el acero y su cotización dentro del parque empresarial nacional e internacional, así como la influencia que tiene esta fluctuación de precios en la dinámica diaria de las empresas industriales.
Las grandes empresas del Ibex35 y del resto de bolsas europeas muestrean su preocupación ante esta desorbitada subida que nos deja cifras de hasta un +65% en lo que va de 2021.
La reactivación económica, aumento de la demanda
Esto es debido a muchos factores, siendo uno de ellos la previsible reactivación económica desarrollada en las principales potencias mundiales como son China y EEUU.
Esta más que presumible reactivación traerá consigo un aumento de la demanda de este preciado material, haciendo que aumente la oferta de los principales productores, aunque será una oferta mucho mas centralizada que hasta la fecha.
Hay un factor muy importante que está repercutiendo directamente en la reducción de la oferta global del metal, este son las cuestiones medioambientales, haciendo que se reduzcan considerablemente los niveles de inventario, el cual se verá aliviado en el segundo semestre del año, que es cuando crecen las importaciones.
A partir de aquí, los precios podrán seguir presionando al alza, ya que los productores de este material se están cuidando de no producir muy por encima de lo que se está demandado en la actualidad y así no tener previsiones muy optimistas.
Así mismo, es necesario reseñar, que en la crisis de la primera ola del COVID vimos como los altos hornos se vieron obligados a suspender su producción en unos treinta y un millones de toneladas, y que, sin embargo, en septiembre, con la apertura de la mayoría de las limitaciones que se habían impuesto durante la pandemia, solo se reinició el 25% de esta producción.
No podemos culpar al COVID-19 de la escasez de oferta del metal
Entonces, ¿podemos culpar a la crisis covid-19 como la principal responsable de la escasez de oferta del metal?, la respuesta es no, viendo como otros tradicionales factores se hacen con el protagonismo de esta inquietante circunstancia.
Pongamos las miras en sectores que dicen venir al rescate o que, por evolución propia de su producto, demandaran este preciado material. El sector automovilístico podría absorber esa demanda, pero ¿a qué coste?
En plena transición de lo contaminante a lo responsable, la adquisición de un vehículo se hace inviable par muchas economías, ¿podrá este sector seguir siendo competitivo con este desmadrado aumento de precios en la materia prima? La respuesta la veremos en un par de años.
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